Por Cesáreo López
Redactor de NOTRíCIAS
EL OTRO SAN JUAN - Quinientos mil adoquines del Otro San Juan acamparon a primera hora de la mañana frente a La Fortaleza para pedirle al gobernador, Tego Calderón, que firme un proyecto de ley que mejoraría las condiciones laborales de los unionados del piso que, alegadamente, padecen desde hace años unas condiciones laborales infralíticas bajo la brea.
El sol comenzaba a hacerse un hueco entre las nubes, había llovido toda la noche y con la primera luz de la mañana los adoquines de la Unión de Adoquines Azulespejados (UAA) se apostaban en los predíos del Palacio de Santa Catalina. La manifestación de adoquines se bifurcaba por las calles del Cristo, San Francisco y Clara Lair, como un meandro de espejitos blancos. En las calles Luna, Sol y San Sebastián, se apretaban las fuerzas de choque. En la San Francisco y en la San Justo se concentraban los miembros del Consejo Supremo de la Calzada, con expresión sombría, hasta la Plaza Colón. En la calle Tranquilidad aguardaban en la distancia los adoquines menores de 250 años y mayores de 350.
“...nosotros también
tenemos nuestro corazoncito,
aunque sea de piedra...”
Para los azulespejados es urgente que se levante el alquitrán de las calles Fortaleza y Norzagaray, entre otras, donde “miles de nuestros compañeros viven sometidos a la más absoluta oscuridad. Y porque no necesitamos respirar, ya que somos rocas..., pero debemos tener luz para exhibirnos, que nosotros también tenemos nuestro corazoncito, aunque sea de piedra. Si no, nos volvemos grises y nos resquebrajamos”, dijo a NOTRíCIAS Azul Espejito Lindo, vocero de la UAA.
Los cooperativistas del pavimento principalmente exigen: la reincorporación urgente y con carácter retroactivo de los compañeros desprendidos del piso en la calle de la Catedral y en la Sol, entre otras; el cierre al tránsito de vehículos a motor en todo el centro; y que todas las mujeres que visiten el Otro San Juan vistan falda.
Los adoquines azulespejados del Otro San Juan han necesitado varios siglos para organizarse y llegar a esta determinación extrema. Hasta que se cumplan sus exigencias, un ejército de rocas azules acampará como protesta a una micra de distancia del lugar que habitualmente ocupan. Los más agoreros de los adoquines presagian que, de prolongarse el conflicto, hasta se podría ver alguna roca llorar.
UN adoquín de las fuerzas de choque de la UAA, que trabaja para la alcaldía capitalina desde hace casi tres siglos, dijo a NOTRíCiAS que nunca en la historia del Otro San Juan las condiciones laborales habían sido tan abusivas para los empleados del suelo. ¨Ahora los carros son como camiones. Si la gente fuera a pie caballo, los adoquines duraríamos tanto como las losas de las calzadas romanas que aún se pueden pisar en Europa”, añadió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario