Edición del Domingo 23 de julio de 2006Enviar Imprimir
Se defiende quien descubrió el barco hundido del capitán Morgan
Descubrimiento o acto de piratería
El jefe y promotor de la expedición internacional que descubrió hace tres años el barco hundido del capitán Henry Morgan en las costas de Isla de Vaca, al suroeste de La Española, Bob Weihe, aseguró que él no es "un pirata" y que en ese fondo marino hay más tesoros que proteger.
El ministro de Cultura de Haití, Daniel Elie, denunció esta semana en La Habana el expolio que cometen aventureros sin escrúpulos en el bajel de 34 cañones HMS Oxford, que explotó en 1669 en el hoy mar haitiano con un botín conseguido en Cartagena de Indias.
"Tú no te puedes imaginar lo que hay allí abajo: millones de cristales de colores derramados por todo el fondo que era con lo que se pagaba para comprar esclavos, y que cuando los sacas del mar siguen brillando todavía, los puedes sacar a cubos", comienza explicando Weihe, con los ojos muy abiertos.
"Hasta tres barcos de más de 300 años uno encima del otro; cientos de cañones, anclas y todo tipo de artefactos increíbles, cubiertos de corales", narró este hombre alto, fuerte, nacido en Nebraska, EE.UU., hace 50 años, propietario de varias compañías de buceo comercial -"no deportivo, soldamos a baja profundidad y manejamos explosivos"-, como la Twin Star Marine.
Elie reclamó en Cuba que los restos del naufragio deberían permanecer en el fondo del mar a la espera de que el empobrecido y violento país caribeño tenga los recursos y la ayuda internacional para extraerlos con garantías científicas de conservación.
Clandestino
Mientras el ministro de Cultura haitiano señaló que las extracciones son clandestinas y que se aprovechan de la inestabilidad política del país, Weihe, buzo de escafandra desde los catorce años, asegura que todas las piezas que ha sacado del fondo marino haitiano están en el Instituto de Cultura (IC).
Una montura para hacer obleas de comunión con un sello y una plantilla "está allí, conservada dentro de agua salada para evitar el contacto con el aire", dijo el buzo, maravillado con las profundidades cercanas a la isla pirata de Vaca.
"Tenemos todos los contratos con el IC del anterior gobierno de (Gerard) Latortue -auspiciado por EE.UU.-. Somos nosotros los que no estamos sacando nada ya, porque ahora es cuando ha regresado la violencia, otra vez los secuestros por ser blanco y a tener que llevar pistola", lamentó.
Reconocido mujeriego y bebedor, explica que los 250.000 dólares que han invertido varios socios privados se han ido en pagar exploraciones, comprar equipo de laboratorio para la preservación y en hacer investigaciones en los archivos de Indias en España e Inglaterra.
"Los españoles lo apuntaban todo, las cartas de navegación son perfectas, pero también cada detalle, eran fanáticos de apuntar, apuntaban hasta cuánta cerveza hay en esta botella o cuánta en esta otra", manifestó.
Por eso, justifica, sacó las piezas para corroborar con la documentación histórica la identidad de los barcos sumergidos.
Dice que sólo quiere recuperar los gastos y que le den la gratificación oportuna, que no especificó, y que lo más importante es "salvar la herencia de Haití" y que ayude a su pueblo: "Queremos invertir mucho más en Haití, pero queremos que haya un gobierno estable y seguro".
Propuso, una vez que se tengan las garantías de que las piezas no se van a degradar al extraerlas y de que van a ser custodiadas por una administración eficaz, que se realice con ellas una exposición itinerante por todo el mundo, "porque aquí está la historia más grande de piratas".
"Y mira que yo soy el legítimo propietario de lo que hay en todo ese fondo, porque fui el primero en registrar el hallazgo", defiende Weihe, quien padece varios condicionantes médicos por su arriesgada experiencia laboral.
"Mucha gente me ha dicho que soy un pirata porque soy `aggressive' (violento o dinámico) en los negocios y tengo mis principios. En mi trabajo tomo mis riesgos y por eso tengo mis compañías", sostuvo el submarinista, quien reconoció que había visto a otros aventureros llevarse objetos no registrados: "hay mucho pirata por allí".
Iñaki Estívaliz (EFE)
Aquí seguro que no vas a encontrar un empleo, pero además de tenerlo claro, podrás perder algo del tiempo que te sobra
sábado, 17 de octubre de 2009
Otra de piratas
Edición del Domingo 23 de julio de 2006Enviar Imprimir
Se defiende quien descubrió el barco hundido del capitán Morgan
Descubrimiento o acto de piratería
El jefe y promotor de la expedición internacional que descubrió hace tres años el barco hundido del capitán Henry Morgan en las costas de Isla de Vaca, al suroeste de La Española, Bob Weihe, aseguró que él no es "un pirata" y que en ese fondo marino hay más tesoros que proteger.
El ministro de Cultura de Haití, Daniel Elie, denunció esta semana en La Habana el expolio que cometen aventureros sin escrúpulos en el bajel de 34 cañones HMS Oxford, que explotó en 1669 en el hoy mar haitiano con un botín conseguido en Cartagena de Indias.
"Tú no te puedes imaginar lo que hay allí abajo: millones de cristales de colores derramados por todo el fondo que era con lo que se pagaba para comprar esclavos, y que cuando los sacas del mar siguen brillando todavía, los puedes sacar a cubos", comienza explicando Weihe, con los ojos muy abiertos.
"Hasta tres barcos de más de 300 años uno encima del otro; cientos de cañones, anclas y todo tipo de artefactos increíbles, cubiertos de corales", narró este hombre alto, fuerte, nacido en Nebraska, EE.UU., hace 50 años, propietario de varias compañías de buceo comercial -"no deportivo, soldamos a baja profundidad y manejamos explosivos"-, como la Twin Star Marine.
Elie reclamó en Cuba que los restos del naufragio deberían permanecer en el fondo del mar a la espera de que el empobrecido y violento país caribeño tenga los recursos y la ayuda internacional para extraerlos con garantías científicas de conservación.
Clandestino
Mientras el ministro de Cultura haitiano señaló que las extracciones son clandestinas y que se aprovechan de la inestabilidad política del país, Weihe, buzo de escafandra desde los catorce años, asegura que todas las piezas que ha sacado del fondo marino haitiano están en el Instituto de Cultura (IC).
Una montura para hacer obleas de comunión con un sello y una plantilla "está allí, conservada dentro de agua salada para evitar el contacto con el aire", dijo el buzo, maravillado con las profundidades cercanas a la isla pirata de Vaca.
"Tenemos todos los contratos con el IC del anterior gobierno de (Gerard) Latortue -auspiciado por EE.UU.-. Somos nosotros los que no estamos sacando nada ya, porque ahora es cuando ha regresado la violencia, otra vez los secuestros por ser blanco y a tener que llevar pistola", lamentó.
Reconocido mujeriego y bebedor, explica que los 250.000 dólares que han invertido varios socios privados se han ido en pagar exploraciones, comprar equipo de laboratorio para la preservación y en hacer investigaciones en los archivos de Indias en España e Inglaterra.
"Los españoles lo apuntaban todo, las cartas de navegación son perfectas, pero también cada detalle, eran fanáticos de apuntar, apuntaban hasta cuánta cerveza hay en esta botella o cuánta en esta otra", manifestó.
Por eso, justifica, sacó las piezas para corroborar con la documentación histórica la identidad de los barcos sumergidos.
Dice que sólo quiere recuperar los gastos y que le den la gratificación oportuna, que no especificó, y que lo más importante es "salvar la herencia de Haití" y que ayude a su pueblo: "Queremos invertir mucho más en Haití, pero queremos que haya un gobierno estable y seguro".
Propuso, una vez que se tengan las garantías de que las piezas no se van a degradar al extraerlas y de que van a ser custodiadas por una administración eficaz, que se realice con ellas una exposición itinerante por todo el mundo, "porque aquí está la historia más grande de piratas".
"Y mira que yo soy el legítimo propietario de lo que hay en todo ese fondo, porque fui el primero en registrar el hallazgo", defiende Weihe, quien padece varios condicionantes médicos por su arriesgada experiencia laboral.
"Mucha gente me ha dicho que soy un pirata porque soy `aggressive' (violento o dinámico) en los negocios y tengo mis principios. En mi trabajo tomo mis riesgos y por eso tengo mis compañías", sostuvo el submarinista, quien reconoció que había visto a otros aventureros llevarse objetos no registrados: "hay mucho pirata por allí".
Iñaki Estívaliz (EFE)
Se defiende quien descubrió el barco hundido del capitán Morgan
Descubrimiento o acto de piratería
El jefe y promotor de la expedición internacional que descubrió hace tres años el barco hundido del capitán Henry Morgan en las costas de Isla de Vaca, al suroeste de La Española, Bob Weihe, aseguró que él no es "un pirata" y que en ese fondo marino hay más tesoros que proteger.
El ministro de Cultura de Haití, Daniel Elie, denunció esta semana en La Habana el expolio que cometen aventureros sin escrúpulos en el bajel de 34 cañones HMS Oxford, que explotó en 1669 en el hoy mar haitiano con un botín conseguido en Cartagena de Indias.
"Tú no te puedes imaginar lo que hay allí abajo: millones de cristales de colores derramados por todo el fondo que era con lo que se pagaba para comprar esclavos, y que cuando los sacas del mar siguen brillando todavía, los puedes sacar a cubos", comienza explicando Weihe, con los ojos muy abiertos.
"Hasta tres barcos de más de 300 años uno encima del otro; cientos de cañones, anclas y todo tipo de artefactos increíbles, cubiertos de corales", narró este hombre alto, fuerte, nacido en Nebraska, EE.UU., hace 50 años, propietario de varias compañías de buceo comercial -"no deportivo, soldamos a baja profundidad y manejamos explosivos"-, como la Twin Star Marine.
Elie reclamó en Cuba que los restos del naufragio deberían permanecer en el fondo del mar a la espera de que el empobrecido y violento país caribeño tenga los recursos y la ayuda internacional para extraerlos con garantías científicas de conservación.
Clandestino
Mientras el ministro de Cultura haitiano señaló que las extracciones son clandestinas y que se aprovechan de la inestabilidad política del país, Weihe, buzo de escafandra desde los catorce años, asegura que todas las piezas que ha sacado del fondo marino haitiano están en el Instituto de Cultura (IC).
Una montura para hacer obleas de comunión con un sello y una plantilla "está allí, conservada dentro de agua salada para evitar el contacto con el aire", dijo el buzo, maravillado con las profundidades cercanas a la isla pirata de Vaca.
"Tenemos todos los contratos con el IC del anterior gobierno de (Gerard) Latortue -auspiciado por EE.UU.-. Somos nosotros los que no estamos sacando nada ya, porque ahora es cuando ha regresado la violencia, otra vez los secuestros por ser blanco y a tener que llevar pistola", lamentó.
Reconocido mujeriego y bebedor, explica que los 250.000 dólares que han invertido varios socios privados se han ido en pagar exploraciones, comprar equipo de laboratorio para la preservación y en hacer investigaciones en los archivos de Indias en España e Inglaterra.
"Los españoles lo apuntaban todo, las cartas de navegación son perfectas, pero también cada detalle, eran fanáticos de apuntar, apuntaban hasta cuánta cerveza hay en esta botella o cuánta en esta otra", manifestó.
Por eso, justifica, sacó las piezas para corroborar con la documentación histórica la identidad de los barcos sumergidos.
Dice que sólo quiere recuperar los gastos y que le den la gratificación oportuna, que no especificó, y que lo más importante es "salvar la herencia de Haití" y que ayude a su pueblo: "Queremos invertir mucho más en Haití, pero queremos que haya un gobierno estable y seguro".
Propuso, una vez que se tengan las garantías de que las piezas no se van a degradar al extraerlas y de que van a ser custodiadas por una administración eficaz, que se realice con ellas una exposición itinerante por todo el mundo, "porque aquí está la historia más grande de piratas".
"Y mira que yo soy el legítimo propietario de lo que hay en todo ese fondo, porque fui el primero en registrar el hallazgo", defiende Weihe, quien padece varios condicionantes médicos por su arriesgada experiencia laboral.
"Mucha gente me ha dicho que soy un pirata porque soy `aggressive' (violento o dinámico) en los negocios y tengo mis principios. En mi trabajo tomo mis riesgos y por eso tengo mis compañías", sostuvo el submarinista, quien reconoció que había visto a otros aventureros llevarse objetos no registrados: "hay mucho pirata por allí".
Iñaki Estívaliz (EFE)
Una de piratas
A la búsqueda del tesoro
Las naves hundidas en aguas del Caribe
EFE
Cientos de naves coloniales europeas permanecen hundidas bajo las aguas del Caribe.
Iñaki Estívaliz / Elena del Castillo, EFE
18 de Septiembre de 2006
Opina en Nuestros Foros
Cientos de barcos piratas y naves de las armadas coloniales europeas permanecen bajo las aguas del Caribe, donde los gobiernos tratan de evitar expolios mientras que los aventureros buscan inversores para realizar las expediciones.
Se lanzan a la aventura
A menudo, los pecios no contienen los tesoros esperados, pues las riquezas que guardaban en sus bodegas eran productos perecederos, como alimentos, o que se deterioran con rapidez bajo el agua, como el cuero, explicó el director del Consejo de Arqueología Subacuática de Puerto Rico, Juan Vera.
Fotos
Los piratas del Caribe
Esa institución investiga actualmente en los archivos históricos unos 400 barcos hundidos en las costas de la isla caribeña, pero no sólo puede haber navíos oficiales sino muchos más que se dedicaban al tráfico de contrabando.
Actualmente hay aventureros que solicitan los permisos de extracción para conseguir dinero de los inversores, quienes a veces aportan todos sus ahorros con la esperanza de que se multipliquen con un hallazgo y después se gastan sin conseguir resultados.
Uno de los aventureros que tuvo suerte fue Mel Fisher, quien después de 20 años de búsqueda encontró en los cayos de La Florida (EU), en 1985, los restos del galeón español Nuestra Señora de Atocha, hundido en 1622.
Las piezas las vendió en las casas de subastas por 400 millones de dólares, según se calcula, pues el galeón tenía mucho oro y plata. Sin embargo, las principales firmas internacionales se niegan a subastar ya monedas del Nuestra Señora de Atocha porque se duda de su autenticidad.
Se cree que Fisher, quien murió sin aclarar el asunto, acuñó las monedas con la plata encontrada para aumentar los beneficios.
En 1986, Fisher extrajo varios objetos de barcos hundidos en Vieques, isla al este de Puerto Rico, lo que provocó la creación de la Ley de Protección, Conservación y Estudio de los Sitios y Recursos Subacuáticos de Puerto Rico.
Según esta regulación, el interesado en realizar una extracción debe presentar documentación histórica que identifique el hallazgo y demostrar que se llevará a cabo con rigor arqueológico.
Las naves hundidas en aguas del Caribe
EFE
Cientos de naves coloniales europeas permanecen hundidas bajo las aguas del Caribe.
Iñaki Estívaliz / Elena del Castillo, EFE
18 de Septiembre de 2006
Opina en Nuestros Foros
Cientos de barcos piratas y naves de las armadas coloniales europeas permanecen bajo las aguas del Caribe, donde los gobiernos tratan de evitar expolios mientras que los aventureros buscan inversores para realizar las expediciones.
Se lanzan a la aventura
A menudo, los pecios no contienen los tesoros esperados, pues las riquezas que guardaban en sus bodegas eran productos perecederos, como alimentos, o que se deterioran con rapidez bajo el agua, como el cuero, explicó el director del Consejo de Arqueología Subacuática de Puerto Rico, Juan Vera.
Fotos
Los piratas del Caribe
Esa institución investiga actualmente en los archivos históricos unos 400 barcos hundidos en las costas de la isla caribeña, pero no sólo puede haber navíos oficiales sino muchos más que se dedicaban al tráfico de contrabando.
Actualmente hay aventureros que solicitan los permisos de extracción para conseguir dinero de los inversores, quienes a veces aportan todos sus ahorros con la esperanza de que se multipliquen con un hallazgo y después se gastan sin conseguir resultados.
Uno de los aventureros que tuvo suerte fue Mel Fisher, quien después de 20 años de búsqueda encontró en los cayos de La Florida (EU), en 1985, los restos del galeón español Nuestra Señora de Atocha, hundido en 1622.
Las piezas las vendió en las casas de subastas por 400 millones de dólares, según se calcula, pues el galeón tenía mucho oro y plata. Sin embargo, las principales firmas internacionales se niegan a subastar ya monedas del Nuestra Señora de Atocha porque se duda de su autenticidad.
Se cree que Fisher, quien murió sin aclarar el asunto, acuñó las monedas con la plata encontrada para aumentar los beneficios.
En 1986, Fisher extrajo varios objetos de barcos hundidos en Vieques, isla al este de Puerto Rico, lo que provocó la creación de la Ley de Protección, Conservación y Estudio de los Sitios y Recursos Subacuáticos de Puerto Rico.
Según esta regulación, el interesado en realizar una extracción debe presentar documentación histórica que identifique el hallazgo y demostrar que se llevará a cabo con rigor arqueológico.
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